La Educación permanente en Polígono Sur: un trabajo en equipo para el desarrollo social.

   Ana García Reina

“El Polígono Sur amanece cada día con la esperanza de vivir mejor. Es un barrio
obrero, que se resiste a ser ignorado, apagado o excluido en esta sociedad.
Su población lleva muchos años resistiendo, luchando y exigiendo vivir en un lugar
digno para nacer, crecer y compartir”.
Isabel López. Coordinadora de programas de empleo en Polígono Sur. 2009
(CODE). Actualmente Coordinadora de Empleo del Comisionado para el Polígono Sur.

 

Cuando leímos esta cita de Isabel López, en el libro Cuando la palabra de las mujeres rompe el silencio, publicado en 2009 con testimonios de las mujeres de los talleres de empleo de Polígono Sur, sentimos una clara identificación con la breve definición que hace de los hombres y mujeres de Polígono Sur. El título del libro, nos había cautivado, puesto que para una maestra “la palabra” ya sea escrita, escuchada o hablada debe construir, transformar y cómo no ante todo “romper el silencio”.
Aquellos testimonios venían a reafirmar el papel de la educación y su contribución en el desarrollo integral de las personas. El Centro de Educación Permanente “Polígono Sur” lleva 35 años trabajando en los seis barrios que constituyen ésta excluida zona social de Sevilla. Los comienzos con pequeños grupos de mujeres gitanas y personas sin titulación alguna, nos hicieron andar hacía un proyecto donde trabajar en equipo y desarrollar un trabajo coordinado en red con el resto de agentes que realizan actuaciones en Polígono Sur, tenía que ser el pilar de nuestras actuaciones educativas.
Cualquier persona que haya trabajado en Polígono Sur, sabe que los logros no son nunca individuales, siempre son el resultado del trabajo en equipo, de la coordinación entre todos los agentes que viven y trabajan en Polígono Sur, del diálogo permanente, del esfuerzo diario por encontrarse a pesar de las dificultades, de la voluntad por trabajar en un proyecto colectivo y sobre todo, de la más firme creencia en que el desarrollo integral de las personas es el motor más poderoso para la transformación social de cualquier barrio. De esta manera, generando un nuevo enfoque metodológico, el trabajo en red para crear itinerarios socioeducativos y laborales en el barrio, se desarrolla la experiencia de nuestro centro.

Algunos antecedentes que justifican nuestro modelo de trabajo en defensa de la Educación Permanente e inclusiva en Polígono Sur. El Comisionado para El Polígono Sur, inició en el año 2003 un esfuerzo por aunar la participación de todos los agentes, entidades e instituciones públicas en un documento que sirviera de guía, para el camino que ayudara a transformar socialmente Polígono Sur. Ese camino se marcó en el Plan Integral del Polígono Sur, aprobado el 20 de diciembre de 2005 por el Consejo de Gobierno de la Junta de  Andalucía, un documento que aunaba todas las actuaciones de las Administraciones públicas con competencias en el Polígono Sur.

 

Profesorado del CEPer Polígono Sur con agentes de empleo en el proyecto de  emprendimiento Comenius-Regio

Como concreción a este Plan integral en el ámbito educativo, se aprueba el Plan Educativo de Zona (PEZ), publicado en BOJA de 16 de enero de 2012 y que recoge las líneas fundamentales para el trabajo en la zona de los centros educativos públicos. Bajo este enfoque, los centros educativos implantados desde la Delegación Territorial de Educación de Sevilla, desarrollan sus proyectos teniendo en cuenta las necesidades y demandas específicas de la población de Polígono Sur. El objetivo principal es lograr actuar desde un proyecto socioeducativo común para todos, de forma que la formación y conocimiento de Polígono Sur por parte del profesorado que trabaja en él hiciera posible que un maestro/a pudiera trabajar –teniendo en cuenta sus habilitaciones y formación- en cualquiera de los centros educativos existentes en los seis barrios que conforman Polígono Sur.
El trabajo en red se convierte así en la estrategia metodológica más importante para alcanzar los objetivos comunes desde una actuación integral por parte de todos y todas. Así creemos que la Educación es un proceso continuo y permanente en la vida de las personas, y entendemos que como dijo el poeta y escritor José Martí : hay que “ser cultos, para ser libres”, por lo que el desarrollo integral de las personas pasa por generarles un itinerario educativo, donde formación para la vida y formación para el empleo, sean dos pilares que vayan de la mano.

La Educación en nuestros centros educativos, se apoya en la pedagogía del diálogo y los principios de las comunidades de aprendizaje: la participación, comunicación e intercambio de conocimientos y experiencias significativas, para enriquecernos y construir juntos otros nuevos. Esta acción educativa está cargada de intencionalidad, de compromiso con el entorno y con su transformación, para la mejora de las condiciones de vida de las familias que conforman la comunidad. La mejora de la convivencia es otra de las finalidades educativas que marcan el ADN de nuestros planes de centro. Así, nuestros centros son un ejemplo de interculturalidad con alumnado de múltiples procedencias y población gitana y en el caso del CEPer Polígono Sur, propiciamos el encuentro intergeneracional conviviendo jóvenes desde los 16 años (con autorización de la inspección educativa) con mayores de hasta los 90 años de edad. Un bonito ejemplo de convivencia son las “tertulias dialógicas intergeneracionales”, donde personas adultas del CEPer realizan encuentros literarios con niños y niñas de los colegios e institutos de la zona en los que comparten experiencias de vida y contribuyen a acercar a las distintas generaciones.

 

 

 

 

Alumnado del CEIP Andalucía comparte tertulia dialógica con las alumnas del CEPer Polígono Sur.

 

Otro ejemplo de las actuaciones pedagógicas basadas en el diálogo participativo, que se llevan a cabo en la zona lo encontramos en el trabajo realizado desde el teatro como herramienta para el desarrollo de la inteligencia emocional. Así el grupo de teatro participativo “No nos duele na” del CEPer Polígono Sur con sus obras cargadas de crítica social o el grupo Los Shespir constituido por jóvenes del IES Joaquín Romero Murube y reconocido en múltiples ocasiones, son una muestra de este trabajo emocional.

Otra línea fundamental que desarrollamos, para abrir la escuela al entorno desde una perspectiva inclusiva, es el trabajo integral con las familias. La Delegación Territorial de Educación, ha hecho posible que el reparto coordinado de recursos permita atender actuaciones de Educación Compensatoria.

 

 

Alumnado del CEPer dinamizando la cultura en el barrio.

En este sentido, los centros contamos con entidades desde las que un trabajador o trabajadora social se incorpora al trabajo coordinado con el profesorado de los centros, para atender al alumnado con mayor dificultad de integración y desarrollo y trabajando con las familias en riesgo de exclusión social, posibilitando un trabajo coordinado desde la función tutorial, que refuerza las actuaciones para evitar el absentismo escolar y atender las necesidades sociales más urgentes de este alumnado. De esta manera se coordinan actuaciones con los agentes socioeducativos de la zona- desde los Servicios Sociales Comunitarios a los Equipos de Tratamiento Familiar del Ayuntamiento de la ciudad-.

Implicar a las familias en los procesos socioeducativos programando actividades educativas, culturales y deportivas abiertas al barrio, debe ser un eje transversal que impregne cualquier proyecto educativo que pretenda ser inclusivo, pues se trata de convertir a las personas en las protagonistas de las transformaciones sociales de sus barrios.

Actividad “Las calles cuentan” realizada por los centros educativos de Polígono Sur.

Los seis barrios que constituyen Polígono Sur recogen a una población de casi 40.000 habitantes de diferentes procedencias multiculturales. Cabe destacar los altos índices de población inmigrante y gitana que residen en la zona y cuyos factores de vulnerabilidad hacen que éstos colectivos se encuentren en graves riesgos de exclusión social.
El desempleo, la actual situación económica, el abandono prematuro de los estudios básicos obligatorios de muchos jóvenes, la situación de extrema vulnerabilidad social de muchas familias, las viviendas precarias, etc. han hecho que la escuela tenga que ampliar su papel educativo a una verdadera implicación social.

Ante esta realidad, la escuela tiene que ampliar sus miras e ir más allá de una escuela abierta al barrio, para convertirse en una herramienta de apoyo a la transformación social, no basta que enseñemos a leer, debemos abrirles las ventanas para aprender a pensar y a ser protagonistas de sus aprendizajes y de los cambios sociales que éstos conllevan. Se trata por tanto de ampliar el currículo educativo para trabajar objetivos y contenidos que contribuyen a la mejora de vida de las personas, como son la mejora de su entorno físico y social y el empoderamiento de las personas en la transformación de sus barrios.

Implicarnos con los colectivos con mayor riesgo de exclusión social es esencial. Poner en valor la diversidad, Interculturalidad y el patrimonio de la cultura gitana. En este sentido, consideramos fundamental trabajar con la población gitana e inmigrante. Dentro de esta población, la mujer ocupa un lugar esencial como motor de las familias y su empoderamiento es fundamental para mejorar la integración familiar, poner en valor el papel de la educación, actuando sobre el absentismo de sus hijos/as en las escuelas del barrio y convirtiéndose en referentes y mediadoras sociales de la comunidad.

En los primeros años, abrimos grupos de mujeres que venían al centro a aprender a leer y a escribir y que como nos decían “solo podían entrar en clase si no había hombres porque si no sus maridos se enfadaban”, poco a poco desde tardes compartidas con un café y una tertulia intergeneracional entre gitanas mayores y jóvenes fueron encontrando su lugar y las ganas de aprender y compartir las llevó a prepararse para obtener el título de graduado en primaria. Mientras, los hombres comenzaron a asistir al centro para sacarse el carné de conducir. Ese objetivo, se convirtió para el equipo de docentes en una maravillosa excusa para trabajar transversalmente otros temas, como la convivencia familiar, el patrimonio de la cultura gitana y el derecho de sus mujeres a estudiar y poder ayudar a los hijos con las tareas de la escuela.

Pronto las primeras mujeres gitanas se sacaron su graduado escolar en nuestro centro y el empoderamiento que la educación, el diálogo compartido y la convivencia les dio, hizo que surgieran referentes sociales de la comunidad gitana que incluso abrieron las primeras asociaciones de mujeres gitanas. Así para nosotros fue un orgullo que una muy joven Pilar Vizarraga, se convirtiera en la presidenta de la asociación Akherdí i tromipen y que impulsara a otras mujeres de su familia a estudiar. A la vez los hombres fueron “acompañando” a sus mujeres en este viaje a la educación y pronto entendieron que ellas también debían acceder al carné de conducir como una herramienta de trabajo en el sector de la venta ambulante.

El centro se fue llenando de familias y los planes educativos se fueron diversificando para atender a la nueva demanda educativa. Para la población inmigrante abrimos el plan de español para extranjeros, que les ayudaba a integrarse en el barrio gracias al aprendizaje de la lengua española y al intercambio cultural.
Actualmente casi todos los planes educativos del itinerario de nuestro centro – desde la alfabetización, a las clases para la obtención de titulaciones, pasando por los huertos ecológicos socioeducativos, las nuevas tecnologías o el plan de inglés- cuentan con población gitana e inmigrante hombres y mujeres, de todas las edades que conviven
desde una comunidad intercultural e intergeneracional.
A nuestro centro acuden los y las jóvenes que abandonaron la secundaria prematuramente y cuando obtienen su título de graduado en secundaria, se convierten en los mejores referentes sociales para que la población gitana joven de los IES continúe sus estudios hasta la obtención de la titulación.
Desde el Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres del centro, se comparten las distintas creencias históricas de cuál debe ser el papel de la mujer en la sociedad y en la comunidad gitana. Queda mucho por andar, pero es emocionante ver cómo comparten sus diferencias en una tertulia participativa y donde el respeto mutuo es la clave para compartir visiones y experiencias.
Actualmente estamos trabajando con la Asociación Vencedores para que la Educación se acerque a los jóvenes y mayores de esta entidad y para tener un aula de familias en el CEIP Manuel Altolaguirre, donde aprendan y compartan a la vez que sus hijos e hijas.

Los huertos ecológicos socioeducativos han sido igualmente una experiencia para el trabajo cooperativo y la mejora de la convivencia. Alumnos y alumnas de distintos orígenes y cultura han compartido un proyecto donde la convivencia ha sido el principal objetivo.
Por último, destacar cómo el trabajo con las entidades y asociaciones en Polígono Sur, también es una muestra de que el trabajo en red enriquece los procesos. A nuestro centro acuden cada semana distintas entidades que trabajan con nuestro alumnado compartiendo objetivos.
De esta forma, se trabaja en coordinación con los agentes sociales, compartimos el trabajo con el equipo de la Residencia Universitaria “Flora Tristán”, con los componentes de las Unidades de Trabajo Social, con el personal del centro de salud o de la Fundación Don Bosco y con los y las representantes de las asociaciones y entidades de la zona, tan numerosas en el barrio, que nombrarlas a todas requeriría un apartado propio. Todos ellos y ellas, sin ser maestros o maestras, son compañeros y compañeras de trabajo, puesto que sabemos que en la unión radica la fuerza, que más allá de las utopías, hace realidad los pequeños cambios del día a día.                             Actividad en uno de los huertos ecológicos.
Esta es la filosofía que impregna la Educación en Polígono Sur, porque como bien escribió Eduardo Galeano:
«Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos».

 

Ana García Reina es directora del CEPEr Polígono Sur. El centro ha colaborado en diversos proyectos y acciones. Entre ellas  fue partícipe, junto con el CEPA San Cristóbal y el CEPA Leioa, de la Asociación PROMECE Compartiendo Historias de Vida entre los años 2014 y 2016.