Taller de escritura

            Octavio Puig Jiménez

Cuando terminamos nuestra vida laboral hay diferentes planes para ocupar el espacio disponible que te deja el tiempo a lo que dedicaste un buen número de años de tu vida.

Ha sido una satisfacción comprobar que un abundante número de jubilados se han metido en la dinámica de enriquecer toda su experiencia vital adquiriendo o ampliando una formación universitaria, a lo que posiblemente no pudo acceder durante su actividad laboral por cuestiones de tiempo u otra circunstancia y que dignificará su proceso de envejecimiento activo.

Durante el planteamiento sobre el acceso a las diferentes asignatura que se imparten por el EUPAM (Estudios Universitarios para Personas Adultas y Mayores), salto la información de que existía una colaboración con el CEPA ( Centro de Enseñanzas de Personas Adultas) de San Cristóbal, en la que se daban unos talleres para adultos de Ingles, tecnología, escritura y competencia social.

¡Vaya!, Eso precisamente le viene a un mayor como “anillo al dedo” y sobre todo a mi generación que fue autodidacta en casi todo.

Pero solo voy a hablar del taller de escritura, que, así como suena, choco con mi petulancia y mi engreimiento, y el “yo ya sé escribir” retumbó en mi cabeza con bastante rechazo, pero el Director del CEPA me animó a hacer una prueba con una letanía que se repitió constantemente a lo largo de todo el curso escolar: “es gratis y nadie te obliga a ello”.

 

Participantes del Taller junto a su directora en un acto de entrega de premios en La Orotava

Efectivamente, yo había sido funcionario durante cuarenta años, nadie me iba a   enseñar ahora a redactar un oficio, una resolución, un edicto, una convocatoria, etc., pero había dentro de mí una necesidad de expresar, de alguna forma, sentimientos, imaginación, recuerdos, que no sabía cómo contarlo.

Empezamos muy poquitos este taller, la profesora que lo imparte se presentó como Clara Díaz y esparció en el ambiente un halo de humildad y flexibilidad que ha durado durante todo el ciclo educativo.

A medida que el “boca a boca” fue funcionando, fueron incorporándose más integrantes al taller, llegando cargados con todos los miedos e inseguridades resultantes de nuestra castrante educación.

La metodología practicada por Clara conseguía llegar perfectamente a todos, se tocaban muchos temas sobre lo que escribir: surrealismo, personajes imaginarios, haikus, cuentos infantiles, relatos breves, microrrelatos, tipos de narradores, etc., además de autores conocidos y desconocidos, como Cortázar, Bretón, Allende, Goytisolo, etc. y un sinfín de normas ortográficas para tecnificar la forma de escribir.

Con todo ello, Clara fue logrando arrancar, de ese caldo de cultivo que vio desde el primer momento y con una especial sicología, el esfuerzo y la valentía insólita a la hora de conseguir fracturar los muchos prejuicios innatos en cada uno, demostrando en todo momento la importancia de que se dispusiera, con toda libertad, y con el máximo propósito de diversión, obtener la mayor expresión literaria, ya fuera expresando experiencias o modelando la imaginación ignota de cualquier compañero de taller.

Los comentarios evidentes de los componentes del taller destacan que el artífice del progreso y de la unión existente en el grupo no es solo la calidad humana propia de cada uno, sino la presencia de Clara, que ha sabido armonizar los distintos perfiles de sus alumnos como si de una terapia de grupo se tratase.

Ahora que estamos terminando el primer taller de escritura, no encuentro palabras para exaltar todo el enriquecimiento personal que nos ha aportado el compartir todo este ciclo, pero está claro que el resultado ha sido: primero adquirir confianza en nuestra capacidad, segundo sentir el apoyo incondicional de Clara y de todos los miembros del taller al mismo tiempo y tercero disfrutar del buen ambiente y el afecto conseguido.

Octavio Puig Jiménez, alumno del CEPA San Cristóbal y de EUPAM, sobre estas líneas y a la derecha junto con el resto de participantes del Taller de Escritura de la UAPA La Verdellada dirigido por Clara Díaz Rey, en una actividad de lectura al aire libre de algunas de  sus creaciones.